«Con la esperanza de recordarte»

«Con la esperanza de recordarte»
Historia escrita

Aquellas hojas, que ahora volaban hacía un lugar desconocido, eran el fiel reflejo de toda su vida.  Contaban su historia.

Llevaba tiempo acariciándolas, alimentándolas palabra a palabra, mimándolas frase a frase, construyéndolas una a una. Eran su proyecto final. Una pomposa despedida que, sin duda, darían mucho que hablar, pues serían el recuerdo perpetuo de un trabajo bien hecho.

Había pasado muchas horas en vela componiendo cada párrafo, cada recuerdo, antes de que estos se desvanecieran por culpa de la enfermedad que hacía tiempo le rondaba. O por los efectos secundarios de los potentes fármacos que tomaba.

Quería terminar aquel último libro con la narración de un gran amor, una historia inacabada. Pero la poderosa niebla de la enfermedad ya bloqueaba su conciencia. 

Sus hijos siempre le habían recomendado abandonar el páramo, volver a la civilización, donde seguro encontraría el apoyo y la ayuda de los seres queridos.

Él, ermitaño convencido, se había negado. Necesitaba pasar a solas, escribiendo sus memorias, aquella historia en concreto, y cuidando del huerto, aquellos últimos meses que le habían dado antes de… 

Trastabilló de la manera más tonta. Había olvidado atarse los zapatos, aquella nubes grises que se formaban en su mente, le hacían olvidar muchas cosas.

Los folios impresos con toda la historia escrita, volaron por los aires.

El golpe contra la piedra fue sonoro. Se mantuvo un rato consciente en el suelo, impávido, viendo volar las páginas, imaginándolas libres.

Antes de cerrar los ojos para siempre, recordó su aroma, el suave tacto de su piel, la delicadeza de su voz,  su preciosa sonrisa, sus hermosos ojos…, lo que sentía por ella.

Esperanza, esa era la palabra que faltaba para concluir la historia y que ya no encontraría. El nombre selló sus ojos para siempre.

Gracias por leerme. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *