
Esta misma mañana, mientras iba en el coche escuchando las noticias, me acordaba de la canción de Chino Bayo, Así me gusta a mi (esta si, esta no) —pinchando aquí podrás escucharla—. Recordaba como, tan solo hace unos años, en cuanto sonaba esta música y letra incomprensible, todos saltábamos en los bares o las terrazas de verano, para repetir, como borregos, y como pudiéramos la letra. No importa lo que dice, si es que dice algo, no importaba nada, es un tema pegadizo y ahí que íbamos.
Ahora, aunque sin música, veo que pasa un poco igual. Si reflexionas un poco verás que, en muchas ocasiones nos estamos comportando como auténticos borregos —y borregas— en nuestro día a día. Veamos unas cuántas creencias que nos hacen ser así:
- Creer que todos nuestros problemas se deben a que algo o alguien las provoca. No reflexionamos, no calibramos nuestros actos y no admitimos que nuestras acciones traen consecuencias.
- Relacionada con la anterior, creemos que nuestros problemas se van a resolver por una intervención divina, o cuando algo o alguien decida que es el momento de que se resuelva. Son aquellas personas que se quedan a la espera, rezando, deseando…, no actuando.
- Criticamos a otros, por el hecho de que realizan actividades, comienzan negocios, aventuras, viajes… Pero tu te quedas en casa sentado —o sentada—. Si esas personas fallan usamos la típica frase de: lo ves, ya lo decía yo. Si les va bien: ¡qué suerte tuvo, pero…!
- Borregos —o borregas— son aquellos que consumen gran cantidad de tele basura. Ver los males de otros, los cotilleos, como venden su vida…, les alienta y refuerza sus tristes vidas ya que pueden criticar libremente al famosillo —o famosila, casposo o casposa— de turno.
- Son de un partido político concreto, leen un periódico concreto, una radio en concreto y claro, creen todo lo que dicen los representantes de sus siglas sin contrastar, sin leer, sin buscar, por muy asombroso que parezca, que aquello que están escuchando es verdad o mentira.
Seguro que hay más, ahora te dejo que compartas algún ejemplo, pero, para completar el círculo, que empezaba con lo que esta mañana escuchaba en la radio, mientras me venía esa canción a la cabeza, me identifiqué como un borrego.
Piensa un poco. Hace un poco nos vacunaban, después no. Antes era solo para los menores de 55 años, ahora mejor para los mayores de 60. Ayer nos vacunaban, hoy no…
Ya te digo, ¡como borregos vamos! Y todos cantando esa cancioncita:
Astrasí, Astrano.
Astrasí, Astrano.
Chiquitam chiquititam tam tam
que tumbam bam que tumbam que tepetepe
tambambam que tumbam que pim.
Chiquitam chiquititam tam tam
que tumbam bam que tumbam que tepetepe
tambambam que tumbam que pim.
Chiquitam chiquititam tam tam
que tumbam bam que tumbam que tepetepe
tambambam que tumbam que pim.
Astrasí, Astrano.
Astrasí, Astrano.
Astrasí, Astrano.
Astrasí, Astrano.
Cuéntame, ¿cómo lo ves? ¿Consideras que nos hemos vuelto unos borregos —y borregas—? ¿En qué otras situaciones podemos identificarlos?
Gracias por leerme.