«Extraños»

Cruzaron sus miradas al tropezarse en la puerta del bar. Con claros síntomas de enojo se separaron, enfadándose, consigo mismo, por haberse pedido disculpas.
Cada uno fue a una esquina diferente de la barra. Pidieron lo de siempre, pero no sabía igual. La presencia del otro les carcomía el interior y les infectaba el sentido del gusto. Continuaron mirándose, al principio de reojo y después con cierto descaro, manteniendo desafiantes las miradas.
Al cabo del rato volvieron a tropezar, esta vez en el cuarto de baño:
─¿Qué haces aquí?
─Nada, tomo una copa, con unos colegas del curro.
─¿Y tú?
─Lo mismo, pero no puedo dejar de mirarte.
Aquella frase enfrió la tensión. Molestos tras las continuas interrupciones de la gente, pasando por el pasillo, se dirigieron a uno de los reservados.
─Me hastía tener ganas de besarte. ¡No quiero, no puedo verte más!
─Lo sé, a mi me pasa lo mismo y te recuerdo que ese fue el motivo por el que nos divorciamos.
Tras no aguantar más, sucumbieron, pero improvisaron una solución.

4 comentarios en “«Extraños»

  1. No es mi idea de un beso, pero no cabe duda que usaron la imaginación y superaron lo que les separa. ¿la caperucha tiene agujerillo pá la lengua? jajaja

    CArmen

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