
Sin saber muy bien el motivo se quedó parado en el centro del pequeño apartamento. Su mirada apuntó al destartalado asiento.
Desde la pequeña distancia observó y recorrió el contorno de la única silueta que lucía el sillón, la suya propia.
Aquella estaba dibujada por el desgaste de la tela, al sentarse siempre en el mismo lugar. Contemplarla así, acompañado solo del sonido sordo de las cuatro paredes, le indicaba el día en el que estaba.
Tras la separación su hijo le visitaba a días alternos. Era cuando el pequeño llenaba de risas y fiesta la casa, y su alterna vida. Hoy no era uno de esos.
El eco del tic-tac del reloj le percutía la cabeza. El silencio le martilleaba el alma. Estaba solo. Se sentía solo.
Necesitaba encontrar una persona que le cambiara la vida, con la que compartir aquel sofá. Aunque solo fuera a días alternos.
Gracias por leerme.
Que “ dura es la soledad “..
Lo es, aunque estemos rodeados de gente. Necesitamos parar y cambiar cosas para no sentirnos así.
Duro no es vivir Solo, duro es no llenar Tu vida, con lo que Te gusta, Te distraiga y te Mantenga agradecida al Altiso, al Universo. Y disfrutar hasta las cosas más pequeñas y del tiempo que te regalan los demás y Tu también regalas. .🥰💕💯💥💫
Muy cierto. Hay que disfrutar de todos los pequeños momentos y de las grandes personas que nos rodean. Un beso enorme.