
Hay decisiones que se toman de aquella manera y duran toda una vida.
(NOTA ACLARATORIA: El presente relato corresponde a la segunda semana de los «52 retos de escritura para el 2018» planteado por LITERUP, que puedes seguir en las redes sociales con el #52RetosLiterup. En este caso la condición a cumplir es: «¿Recuerdas tu peor noche? Cuéntala desde el final hasta el principio.» Podrás leer los otros relatos que he escrito si pinchas aquí).
Llegamos al hotel cuando el alba comenzaba a dar sus primeras señales de vida. Todo lo contrario que nuestro ánimo, destrozado por la noche de alcohol y la feliz ocurrencia de mi compadre.
El trayecto desde el centro de la ciudad lo hicimos a pie. Más de treinta minutos andando, aún borrachos, y cojeando por culpa de aquel dolor en el glúteo. Yo el derecho y él en el izquierdo. Además nos habíamos quedado sin dinero pues habíamos bebido mucho y aquel gasto fue del todo imprevisto.
Por suerte, a mitad del camino, habíamos encontrado uno de esos negocios, regentado por chinos, que abren las veinticuatro horas, y pudimos comprar un botellín de agua y un paquete de galletas que devoramos, en un mano a mano, casi sin pestañear. Eso nos ayudó a mantener el silencio. En mi fuero interno, muy en el fondo de él, sabía que aquello no había sido una buena idea, aunque cada vez que nos mirábamos, nos destornillábamos de la risa orgullosos.
No recuerdo como llegamos a aquel local. Quizás fuimos atraídos por sus luces de neón y los grandes carteles de su escaparate. La decisión la tomamos entre los dos, en un momento de exaltación de la amistad, que comenzó a olvidarse en el mismo momento en el que descubrimos que hacerse un tatuaje en las nalgas, con el símbolo de Playboy, por muy gracioso y valiente que nos pareciera, no estaba exento de dolor y nos acordaríamos toda la vida.
Gracias por leerme.
Ya lo dice un viejo refrán: «Las copas son el diablo»… pero, siempre te quedará el recuerdo del conejito del play, para que lo disfrutes. Y ya sabes, tinta que no te puedas beber, déjala en el tintero, mardito roedó…
Jajajaja varias tintas quedan aún en el tintero por beber o…
¡Buenísimo! Ya decía yo el porqué del dolor, uno en el glúteo derecho y otro en el izquierdo.
Jajaja con el tiempo, se pasa. El dolor digo.