
«Una maravillosa caja de lápices de colores»
Una de las mayores ilusiones que recuerdo de cuando era niño, a la hora de empezar el colegio, era el olor a nuevo que tenían los libros de texto. Otra era la posibilidad de estrenar la caja de lápices de colores. Francamente me fascinaba ver todas aquellas puntas perfectamente ordenadas por tonalidades y tan bien afiladas que habían dejado un puntito de su color grabado en el interior de la solapa de la caja.
Los claustros de los colegios, son como esas cajas de lápices de colores. Dentro de ellos hay personas que representan toda la gama de colores y, según sean, aportan. Siempre aportan. Ahí estriba, y se esconde, la gran fuerza de un centro y su verdadero potencial.
Visto así hay que descubrir qué color es cada uno y, en su medida, darles momentos para pintar y completar a todos los demás.
Las personas que representan el rojo, son intensas, captan fácilmente la atención, provocan fuertes sinergias, por lo que también hay que moderarlas.
Aquellas que se asemejan al naranja son las que marcan, en gran medida, la creatividad y el éxito, fijando un punto de equilibrio.
Las que se identifican con el amarillo provocan positivismo y sentimientos de felicidad. Combinan muy fácilmente con los anteriores y, al ser uno de los colores primarios, sirven de puente y conexión entre unas personas y otras.
El verde es generosidad y naturaleza, frescor y armonía. Sin duda darán aliento y energías positivas al grupo.
Los que se acercan al azul son aquellas que dan estabilidad, seguridad y armonía, aspectos todos ellos importantes cuando hay tantas personas en un mismo espacio, con necesidades e inquietudes que pueden ser diferentes, aunque busquen un mismo fin.
Todas las personas que se identifican con el violeta están marcadas por un aura de sabiduría, de espiritualidad, que les ayuda a ser escuchados por los demás dando sentido y estabilidad al grupo.
Necesitamos tener personas en el color blanco, pues con ellas marcaremos el fondo de todo lo que programemos, con bondad y limpieza; al igual que las que señalan el negro como preferido, que darán elegancia y seriedad, complementando así los trabajos.
¿Qué te parece? ¿Puedes identificar a tus compañeros y compañeras de Claustro? ¿Qué color eres tú? Recuerda siempre aportas. Hazlo en positivo.
Gracias por leerme.
Yo aun estoy buscando la caja, pronto ya sabré mi color. Un beso maestro
No es la primera caja de colores que llenó, que alguna llené contigo; que e compartimos tiempo, mesa, ordenador y hasta sitio. De esa ya habíamos hablado en otros tiempos, de los que guardo bellos y grandes recuerdos.
Lo que no tengo es definido mi color, siempre me gustó andar por toda la gama!, según el tiempo, actividad o fin perseguido; pero, eso sí, siempre estuve ahí, en el tajo, dando el do de pecho.
Hasta más ver, maldito roedó.
Sabes que eres todo un arcoiris. Muchos y mucho hemos aprendido de ti. Gracias MAESTRO.