
Estoy seguro de que he calculado bien tus medidas, pero ahora que tengo tu cuerpo delante, y tus voluptuosas curvas al alcance de mis manos y de mis labios, veo que en algún momento he fallado. No importa. Me gustas así, con la sinuosidad de tu cuerpo.
Los botones de tu camisa, a punto de estallar, resisten. Ya no se si lo que quiero es abrocharlos, desabrocharlos o rasgarlos para que salten por los aires y permitan escapar tus senos de esa prisión en la que se me antoja que se ha convertido la blusa.
Me aferro a tu cuerpo. Me acerco a tu cuello y huelo ese perfume que te han puesto hoy. Según dicen atrae mucho. A mi no me hace falta ninguna fórmula química para sentirme atrapado a tu lado. Así, tal cual, ya me gustas, pero es cierto que tiene un aroma que…
De igual manera, tu boca aún mantiene el carmín fresco. Sin duda es de buena marca y los que más entienden de esto dicen que es perfecto para la ocasión. Lástima que no lo hayas elegido tú.
Tus zapatos veraniegos, el estampado de la falda y los encajes de la camisa, combinan a la perfección con el bolso y demás complementos escogidos. ¿Entiendes ahora el motivo por el que no puedo quitarte los ojos de encima? Me siento a tu lado. Te contemplo.
Mis manos buscan una excusa y recorren otra vez tu cuerpo, alisando cada uno de los pequeños pliegues que se marcan en tu ropa. Te ayudo a sentarte bien en ese incómodo taburete y te abro las piernas. Una vez más no puedo resistirme a recorrer con la yema de mis dedos el interior de tus muslos, con la excusa de abrir ligeramente la falda por su abertura y permitir que el viandante contemple el carnoso color de tu piel de plástico. En ocasiones ser escaparatista, y trabajar preparando maniquíes tras el cristal que otros miran, esconde un peligroso fetichismo.
Gracias por leerme.
DE CARTÓN PIEDRA
Era la Gloria vestida de tul
Con la mirada lejana y azul
Que sonreía en un escaparate
Con la boquita menuda y granate
Y unos zapatos de falso charol
Que chispeaban al roce del sol
Limpia y bonita siempre iba a la moda
Arregladita como pa’ ir de boda
Y yo, a todas horas la iba a ver
Porque yo amaba a esa mujer
De cartón piedra
Qué de San Esteban a Navidades
Entre saldos y novedades
Hacía más tierna mi acera
No era como esas muñecas de abril
Que me arañaron de frente y perfil
Que se comieron mi naranja a gajos
Que me arrancaron la ilusión de cuajo
Con la presteza que da el alquiler
Olvida el aire que respiró ayer
Juega las cartas que le da el momento
Mañana es sólo un adverbio de tiempo
No, no, ella esperaba en su vitrina
Verme doblar aquella esquina
Como una novia
Como un pajarillo, pidiéndome
Libérame, libérame
Y huyamos a escribir la historia
De una pedrada me cargué el cristal
Y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal
Todo su cuerpo me tembló en los brazos
Nos sonreía la luna de marzo
Bajo la lluvia bailamos un vals
Un, dos, tres, un, dos, tres, todo daba igual
Y yo le hablaba de nuestro futuro
Y ella lloraba en silencio, os lo juro
Y entre cuatro paredes y un techo
Se reventó contra su pecho
Pena tras pena
Tuve entre mis manos el universo
E hicimos del pasado un verso
Perdido dentro de un poema
Y entonces, llegaron ellos
Me sacaron a empujones de mi casa
Y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas
Donde vienen a verme mis amigos
De mes en mes
De dos en dos
Y de seis a siete
GRAAAAAAAAAAAANDE