«Allí sigue»

No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento cuando esta se cerró de un porrazo. Con un largo suspiro tomó aire e intentó tranquilizar su corazón, para disponerse a disfrutar de las horas de tranquilidad que le quedaban antes de que regresara del trabajo.
Llevaban juntos casi toda la vida. Se habían conocido por casualidad y, sin quererlo, se habían ido a vivir juntos, casi el mismo día.
            Estaba harto. No aguantaba el olor de su perfume. No soportaba su voz de pito. Sus gritos. Sus canturreos. Sus amistades… No la quería. Pero allí estaba, sin poder hacer nada, prisionero en su jaula. Un par de veces al día le dejaba comida, le renovaba el agua, cambiaba el periódico que forraba el suelo de su cárcel.
            No la soportaba más pero no podía hacer otra cosa. La puerta siempre cerrada le impedía volar, escapar. ¡Pobre animal!

6 comentarios en “«Allí sigue»

  1. Que aprendan de mi cuando tenia 6 añitos solté el loro q tenía mi abuela en una graaaan jaula….os juro q pensaba q volvería,,,pero va a ser q se fue al parque y yo estuve una semana entera sin natillas con galletas de mi abuela Berta…ya me lo puede estar agradeciendo el dichoso lorito:libertad a consta de natillas.je.jee

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