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Teatro Campos, Bizkaia |
Luego cruzó el pasillo, bajo al sótano y mató al prisionero. Tras aquello cayó el telón.
El público quedó impávido, estaba impactado. La obra estaba ideada para hacer pensar a los asistentes que el protagonista se salvaba, nada más lejos de la realidad, por lo que aquel final sorprendió a todos.
De manera tímida, empezaron los aplausos. Uno a uno, los espectadores comenzaron a levantarse de sus asientos, a la vez que iban aumentando el nivel y constancia de las palmadas, de un leve chismorreo inicial, con apenas unas pocas personas aplaudiendo, pasaron a una importante ovación, que producía un sonido semejante al que produce la lluvia durante la tormenta.
Los actores salieron. Se dieron la mano y reverenciaron sus cabezas. Todos menos uno, que yacía en un charco de sangre.
Sortearon el premio. El teatro a oscuras. Los asistentes expectantes. El foco principal comenzó a moverse rápidamente, y sin sentido, por toda la sala. De repente paró sobre un apuesto cuarentón. El resto del público estallo, de nuevo, en ovación. El hombre orgulloso saludaba sonriente. Nadie informó al ganador de que haría el papel de víctima.
¡¡¡Simplemente maravilloso!!! me encanta. Enhorabuena
Tu que me miras con buenos ojos.
Anda, anda, que tienes más rollo que una venda pa elefantes… ¡¡¡mardito roedón!!! Mejor te pusieras a currar…
Jajasja, veo muy oscuro tu humor negro jajaja
… por eso hay que informarse primero de qué va la obra!!!! Cuñi
Ummm, en estos casos sería conveniente, aunque el factor sorpresa, no está nada mal.