«La sorprendente Miami»

Entrar en EEUU es toda una aventura de muchas horas. No solo por la duración e incomodidad del vuelo, sino por la insoportable cola que hay que hacer para pasar el control de inmigración, sellado de pasaportes, búsqueda de la maleta, posterior escaneado de todo el equipaje y, por tener que soportar ciento y una pregunta sobre los motivos que nos llevan a pisar las arenas del «imperio» (cuánto tiempo vas a estar, cuánto dinero llevas, dónde te vas a alojar…).
            Una vez superada la cachetada de humedad, que te da al salir del aeropuerto, toca coger el «Suttle bus» para dirigirnos al edificio de alquiler de coches, un Dodge siete plazas, con navegador, asientos automáticos, carrocería impresionante y gigantesco por todos lados.
            La ciudad es inmensa, tal y como la esperaba, con sus amplias calles, altos edificios, grandes mansiones y robustos coches.
            Miami Beach cumple, al pie de la letra, con los recuerdos e imágenes guardadas en la retina de series como «Corrupción en Miami». Con cuerpos esculturales, y aceitosos en algún caso, haciendo flexiones, patinando, corriendo… Los vigilantes de la playa dan seguridad y muchos despistes ya que se exhiben de manera notable y es imposible evitar echarles una miradita. El agua del mar es caliente, nunca me había metido en una sopa como esa, parecía, más que un fideo, un relajado tallarín.
            Alojarnos al pie de la playa, con el típico coche cubano en la puerta, pasear por Ocean´s drive o por la calle ocho «la Little Habana», contemplar el Art deco de sus calles… es un verdadero placer y todo sin necesidad de hablar inglés, que para eso estamos en la capital de Latinoamérica.

4 comentarios en “«La sorprendente Miami»

  1. ¡Como te lo montas!… envidia que me das, y yo aquí, a golpes de panzaburro u "estómagodeazno" en lenguaje de pafuera.
    Seguro que habrás flipao en tierras del yankee hispano, ya nos contarás, o mejor no, que luego se nos ponen los piños largos, y ¡a ver! quién pule el suelo…
    De todas formas ¡bienvenido!

    Desde la redonda

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