«Un calentón»

A mi mujer no le guste que le fastidie sus estrategias por lo que, cuando los oí llegar, desaparecí. Me oculté tras la cortina, impávido.
─No te preocupes ─decía ella─ no sabe nada.
─¿Estás segura?, no quiero que nos pille.
─Claro que estoy segura, ¿Piensas que voy a tirar por la borda mi acomodada posición?
─No, claro ─dudaba el otro.
El silencio que continuó me enervó, los imagina enrollándose. Como no pude más salí gritando. Allí estaban, ella de rodillas frente a él, mientras este le agarraba la cabeza con su mano derecha. El sacerdote y ella oraban en silencio.

6 comentarios en “«Un calentón»

  1. Pues razón llevan los que me preceden en los comentarios, muy sugerente, no los mató de "milagro"…, y ahondando en lo no comentado increíble que haya que ocultar eso. Cuñi.

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