Vienen desde muy lejos, desde Oriente, con sus alforjas cargadas de sueños, ilusiones y alegrías tanto tiempo esperadas. Guiados por una estrella brillante se acercan, paso a paso, hasta nuestras casas para que, una vez estemos dormidos, entrar con mucho sigilo.
La tradición marca dejar, tras la puerta, una tacita de agua para los camellos y alguna vianda para que, Sus Majestades, enjuaguen el gaznate y rellenen el vacio estómago pero ¡ojo!, ¡no muchas!, que la noche es larga y mucho el trabajo, no vaya a ocurrir un empacho y tener que abandonarlo todo por una visita a Urgencias o al cuarto de baño más cercano.
También debemos tener en cuenta dejar un zapato preparado, en lugar visible y, a ser posible, no muy maloliente.
Si te has portado bien, no debes preocuparte, seguro que algo dejarán, pero para los que no… ¡carbón!
¡Disfruta de la magia!
Como dijo mi ahijado antes de acostarse en Noche Buena,…uff estoy nervioso!! Cuñi.
Feliz noche de Reyes a todos y que nunca se pierda la ilusión…
Myriam
CUÑI: MUY NERVIOSO.
MYRIAM: ESO, ESO… QUE LA MAGIA CONTINÚE.