«Entre giros anda la cosa»

La vida da
vueltas y giros, a veces de manera inesperada. 

En el anterior post, le daba molinete
a la organización familiar, en relación con las actividades extraescolares de
los niños. En ese tira y afloja, de horas y actividades, una de las que hubo
que sacrificar, en post de las de los churumbeles, fue mi hora de gimnasio.
Vale que no se me nota mucho, pero te aseguro que iba, y además muy
disciplinado.

            
Como no me podía quedar así, parado,
ya conoces de mi hiperactividad, he decidido buscar una alternativa que pueda
cuadrar con los milimetrados horarios. ¿Te acuerdas cuando fui a probar el «spinning»? Pues ahí que vuelvo, además
de cornudo apaleado, con mis pantaloncitos prietos con pañal incorporado por aquello del roce entre las partes nobles y las
durezas del sillín―, molesto con la música estridente que coloca el monitor ―al
que, por cierto, tampoco se le nota mucho que va al gimnasio― y con la falta de
costumbre de ir a un sitio tan cerrado y con tanta gente, pero animado. 
Así que,
ahora toca seguir girando, como las ruedas de mi bici.

7 comentarios en “«Entre giros anda la cosa»

  1. Bueno lo importante son las ganas de hacer y parece que tú las tienes o sea que ya tienes medio esfuerzo hecho. Yo me quedo con mis caminatas y mi yoga y la mar de bien!
    Besos de comienzo de curso.

  2. ¡¡¡Cuidado con los esfuerzos!!!, yo no sé tú, pero lo mío son los deportes que se juegan con los dedos: parchís, la oca, el dominó… y alguno con las dos manos: el cinquillo, el envite, la ronda… ¡¡¡majoooo!!!, y no cuentes muchos más; y, como grande de los grandes, salir a caminar, que es mu sano y ecológico.
    Mardito roedó.

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