«Prostituirnos para vender. Una curiosidad del ser escritor»

Presentación de ANCOR en la Carpa Rafael Arozarena

Hay escritores, yo el primero, que necesitamos prostituirnos y aposentar nuestro cuerpo, colocándolo a la venta en las esquinas de las casetas, y otros, como Fernando Aramburu, que lo hacen de otra manera, al haber vendido más de 300.000 ejemplares de su obra «Patria», y que ya no necesitan demostrar nada a nadie. Su fantástica escritura habla por él.

Como bien sabes estos días he estado paseando, y prostituyendo, mi cuerpo, mente y alma por la XXIX FERIA DEL LIBRO DE SANTA CRUZ, gracias a la genial organización y gestión de DIEGO PUN EDICIONES y a la participación de las librerías colaboradoras (Agapea, Barco de papel, El Cándil e Ifara). Estoy muy contento. «Ancor» se está vendiendo muy bien y todas las personas que lo han leído nos manifiestan sus felicitaciones.

Lo que más me ha sorprendido de esta feria, y de alguna otra a la que también he asistido, es que en cada caseta había un autor o autora, a la caza del lector despistado, y claro, cada uno se vende como puede.

Muy simpático el que acude a esta cita vestido con bermudas, chaqueta y corbata, portando un casco de obra cubriendo su testa y que no se quitaba ni para descansar.

Guapísima la escritora de literatura romántica, que protegía la blanca y delicada piel de su rostro con una gran pamela color rojo bermellón.

Algo borde el compañero al que le molestó compartir mesa con nosotros y levantó su campamento en busca de mejores lindes.

Siempre simpática, activa e inigualable la gran Ana González Duque de la que siempre hay algo que aprender.

Extraño el que se acercó para intentar colocar su texto erótico, aún no nato, y del que iba mostrando una copia encuadernada en anillas por todas las casetas.

Infantil aquella que iba llamando a todo bicho viviente menor de 12 años para colocarle un sello en la mano y contarle la vida de su animal protagonista.

(…)

¡Qué gran esfuerzo han hecho! Sinceramente espero y deseo que les vaya muy bien en este difícil camino.

Como verás, hay escritores y escritoras para todos los gustos. Basta con abrir un poco los ojos y mirar a nuestro alrededor para recoger datos y ponerse a escribir.

Pedirles perdón a todos los que he nombrado y no he identificado. Con mis prisas y mis cosas solo los observé de lejos y no me quedé ni con sus nombres ni con los títulos de sus obras. Ya lo haré.

A Fernando Aramburu felicitarlo por su libro, su genialidad y su buen estar. ¡Siga así! Sin duda ya es una referencia para los que estamos tragando el polvo del camino.

A tí, que ahora me lees, gracias por compartir estos momentos conmigo, pero necesito un poco de tu ayuda: ¿Viste o conoces a alguno de los escritores que te he comentado? ¿Sabrías decirnos sus nombres o los títulos de sus obras, para así salvar mi falta de conocimiento y detalle? ¿Qué te parece su estrategia de ventas? ¿Me recomiendas alguna?

Gracias por leerme.

2 comentarios en “«Prostituirnos para vender. Una curiosidad del ser escritor»

  1. ¿No eras tú el que estaba sentado en una minúscula mesa con una litrona de cervecita y dos vasitos pequeños para no emborrachar a la peña?, ¿no?, pues lo habría jurado…
    A la postre, al único que conocí fue a ti, por la costumbre de verte, entre botellas…
    Un achuchón mi embriagador roedó…

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