«Utilizando el lenguaje corporal»

Extraída, sin permiso, de San Google
El doble clic
sobre el botón derecho del ratón de nuestro ordenador nos posibilita el
despliegue del menú contextual y por lo tanto, el acceso a una serie de
funciones muy utilizadas (copiar, pegar, cortar…). ¿Qué ocurre cuando ese doble clic ―triple para ser exactos― se
hace sobre la espalda? ¿Sabes a qué me refiero?
Tras subir las escaleras en una
animada conversación, me arrimo a un lado, en un acto que pretende ser un gesto
de buena educación, para permitir a mi acompañante cruzar primero el umbral de
la puerta. Él se detiene y, con igual pretensión de buena conducta, me otorga
tres palmaditas  ―cortas y rápidas, que también
abren un lenguaje contextual― para indicarme que debo pasar yo primero.
Continuamos nuestro avance y justo
en el momento de despedirse, vuelve a realizar el mismo gesto ofreciendo a mi
espalda las mismas tres palmaditas ―¡vaya!
Coincidimos en una reunión. Me deja
entrar, con los tres mismos golpitos. Mi espacio vital se arruga. Sin duda este
hombre tiene la cualidad ―que me pone nervioso―, de dar la misma cantidad de
manotazos, siempre en el mismo sitio, con la misma intensidad ―poca― y con el
mismo resultado.
Por esas cosas del destino, al rato,
coincidimos en el cuarto de baño. Otra vez me deja pasar. Otra vez las palmaditas.
Vamos a lavarnos las manos e intenta, dejarme a mi  primero, pero no ―esta vez no lo dejo―, me
aparto de su mano y me alejo.
―Tu primero anda ―y le aflojo tres
palmaditas en la espalda.
¿Qué opinas de esa costumbre tan extendida? ¿Eres receptor o emisor de
palmaditas? Cuando invaden tu espacio, ¿qué menú contextual despliegas? ¿Te
lavas las manos antes de salir del baño? ―no es que esto último me importe, o
tenga algo que ver, pero lo pregunto por romper el hielo y empujarte a
participar. 
Gracias por leerme.

8 comentarios en “«Utilizando el lenguaje corporal»

  1. Yo no sabría qué responder; depende de quién lo haga y las veces que lo repita. Me parece un gesto de cercanía y amabilidad, pero a mi en algunas personas me resulta muy incómodo y molesto.

  2. En llegado este momento, creo, por tu salud, no por nada, que deberías apagar, de una vez, la maquinita, echarte a la calle, con o sin niños, y disfrutar de otras cosas… que los bites y megabites te tienen a ti mu pillao.
    Vete a la calle, échate un algo (refrescos, birras o vinos… según con quién vayas) y aparca la miseria bitera… mira las rosas, imprégnate de aire limpio… lo que sea…
    ¡No sé!, se me ocurre qué… mardito roedó…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *