«Hacerle el amor al aire»

«Hacerle el amor al aire»

El tiempo está loco y hace mucho calor. El aire está caliente y apenas estar en la sombra me da un respiro; así que hoy he decidido salir a dar un paseo a media tarde. 

Llevo un rato sentado en esta terraza, solo, leyendo tranquilo, tomando una caña y unas aceitunas, para soportar la temperatura, viendo a la gente pasar. De repente, siento como el calor ha aumentado o eso al menos me parece a mí, cuando observó el final de la calle peatonal, desde lejos adivino tu caminar.

Desde ese momento me desconcentro, no puedo seguir leyendo. Mis ojos se dedican sólo a contemplar cada uno tus movimientos, el ritmo de las curvas de tu cuerpo hacen al acometer ese paso que llevas tan seguro. Es asombroso, todo baila a tu alrededor. A tu son. 

Desde aquí te veo y solo pienso en que yo también quiero bailar contigo, pues me quedo lelo al contemplar el movimiento de tus caderas, el ritmo de tus piernas y el acompañamiento sincopado de tus brazos. Haces que todo tiemble, que el mundo cambie, que mi corazón palpite al mismo ritmo que marcas.

Levantas los ojos, me miras. Te acercas y sé, con exactitud, que ya te has percatado de mi presencia. Has descubierto dónde estoy y te sonrojas al descubrir que mi mirada es solo para tí. Siento que temes que los demás lo descubran. Pero a mi nadie me mira, tú los atraes. 

Soy consciente de que te haces la despistada, girando la mirada, como sin querer, hacia el lado contrario, pero no lo soportas, tardas apenas unos segundos en volver a mirarme. Te gusta saber que te observo, eso te ayuda a recuperar el paso y la seguridad en tí. Creo en tí 

Cuando ya estás a apenas unos pocos metros de mi, me miras a los ojos. Nuestras miradas se entrecruzan, nos mantenemos la mirada y, con total descaro, te muerdes el labio inferior. Acabas de matarme, lo sabes. Me vuelve loco cuando haces ese gesto. 

Todo me tambalea. El calor ambiental aumenta. Miro a mi alrededor y contemplo cómo te miran. 

Es increíble, solo tu caminar, tu presencia, tu saber estar, tus gestos y tu sonrisa al pasar a mi lado es suficiente para que todo en mi vida se descoloque, o se ponga en el sitio que le corresponde. 

La temperatura sube, sí que hay calor, pero por tu paso, porque solo tú tienes la habilidad de hacerle el amor al aire, y eso le da calentura a cualquiera. 

Sigues de largo. Te sigo mirando. Imagino que sonríes. Quizás otro día te quedes a mi lado. 

Gracias por leerme.