«Por un mensaje»

CARTEL DE LA AUTOPISTA

Hecha con mi móvil. CARTEL DE LA AUTOPISTA. 

Le había bastado ver la foto que él había mandado por WhatsApp, con el mensaje que aquella semana lucia el cartel de la autopista, para imaginar qué quería hacer nada más verlo. ¿Se atrevería? Sabía que él la había compartido como una broma, como una de tantas, pero ella no quería perder aquella oportunidad y, por primera vez, ser la que diera el primer paso.
Habían quedado para salir. Él pasaría a recogerla. El acuerdo era verse debajo de la puerta de su casa. Nada más llegar hizo una llamada perdida, según lo pactado, y espero. Al instante, con la excusa de ir con retraso, un mensaje de texto lo invitaba a subir.
Cuando la puerta del piso se abrió ella no se cortó. Lo miró directamente a los ojos despojándose del albornoz que cubría su cuerpo. La cara de él fue todo un poema, era para haberla grabado. Se había quedado parado. Jamás se hubiera esperado aquello. Ella tragó en seco. Jamás pensó que se atrevería ha hacer una cosa así. Con una voz tenue rompió el hielo:
—Me dijiste que si te necesitaba que…
Él no espero a que terminara la frase. Con una de sus manos la atrajo hacia sí para besarla, mientras que con la otra cerraba la puerta tras de sí. Y es que hay historias que nacen por un mensaje.
Gracias por leerme.

 

6 comentarios en “«Por un mensaje»

  1. Dedicado a las «mentes sucias» que cada mañana se alegran la vida con descamisadas testosteronas mientras entran al trapo con mis comentarios y fotos de jóvenes educaditas jajaja

  2. Muy bueno. Me ha encantado. No sé quienes serán esas personas que alegran las mañanas con buenorros descamisados y hacen comentarios a tus fotos de jóvenes educaditas…pero BIEN por esas personas (jejeje).

  3. ??? De lo mejorcito que he leído…!! Muy bien por esas mentes sucias, esa es la actitud. Hay que empezar los días con motivación y alegría

  4. Mientras jugamos a imaginar, dale una vuelta al texto, hay una preposición que dejó de serlo para convertirse en proposición…
    Entre tanto, bien por ellas, educadas o no, que nos alegran el «cacho» vida que llevamos o podíamos llevar…
    Muy buena la puesta, ¡mardito roedó!

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