«Es hora de regresar»

«Es hora de regresar»

Llegó la hora de regresar. Aquel hombre, que había partido en busca de aventuras y aprendizajes, recorrido tierras lejanas, conocido personas de diferentes culturas y enfrentado a desafíos que, casi sin darse cuenta, habían moldeado su personalidad, se encontraba frente a la extraña situación de volver a su consabida cotidianeidad. 

Los nervios le batían el estómago. A pesar de todas las experiencias y vivencias que durante el trayecto había acumulado, le asustaba una única cosa, que nunca pudo olvidar mientras recorría el camino, aquella sonrisa con la que había compartido tantas risas, llantos, secretos, complicidad y sueños. 

Cuando decidió partir en busca de esas experiencias, sabía que la dejaba atrás y que desconocía por completo qué se iba a encontrar a su regreso.

Pero en su trayecto, como bien decía Cavafis, deseaba que su viaje, a esa Ítaca particular, fuera largo y lleno de experiencias, pues sentía que necesitaba descubrir el mundo y encontrar su lugar en él.

Tal y como esperaba, a lo largo del camino, se despertó en él un lado que estaba latente, dormido, que incluso no sabía que tenía. Comprendió que podía luchar contra los propios fantasmas, tomó decisiones difíciles y liberó un lado oculto que lo empoderada sobre sus propios miedos.

Entre tanto, también descubrió que, sin embargo, en su corazón, aún mantenía aquel espacio reservado para encontrar la paz y la intensidad que ninguna distancia ni experiencia podía hacer desvanecer.

La diferencia es que ahora tenía las herramientas para vivir en calma, seguir luchando por lo creía con convicción y comprender que todo tiene su tiempo. Lo que es para uno, el propio camino, el viaje que cada cual necesita recorrer, se lo traerá, envuelto en esa preciosa sonrisa que tantos buenos momentos ha dado y los que aún esperan para ser compartidos. Porque la sonrisa es la que cada uno de nosotros aporta, aunque ya sabes que a mí, me gusta especialmente la tuya.

Gracias por leerme.